Un poco más de respeto

Lo echaron a Claudio Vivas de Racing. Lo echaron a Roberto Abbondanzieri de Boca. En cuestión de días los medios llenaron las páginas deportivas, consumieron minutos de aire en brindar dos noticias que conmovieron, no sólo al público común, sino a los mismos involucrados.
De verdad nadie hubiera creído a principio de año que ambos protagonistas terminaran de manera abrupta sus carreras en ambos clubes. Menos Vivas quien fue complacido por los dirigentes en todo lo que pidió. La Academia se transformó en la vedette del verano por las contrataciones realizadas, ya que en un país deprimido económicamente, logró reclutar futbolístas de renombre, algunos de ellos de contratos altos y otros, pretendidos por varias instituciones se vieron seducidos por la gloria de la camiseta.
Hasta repatrió a Roberto Ayala después de trece años de vida europea para brindarle un retiro digno después de ser echado de Zaragoza. La campaña comenzó con una goleada sin atenuantes ante un rival directo por la permanencia. La victoria generó desmesura y elevó al ex-ayudante de Bielsa a la categoría de Dios. Pero aparecieron las derrotas, tres consecutivas incluyendo a Gimnasia amenaza permanente si se trata del descenso. Entonces surgió la impaciencia, la bronca y la pesadumbre de un grupo de dirigentes que analizaron la situación con la pasión de los hinchas y no con la frialdad de los roles que ocupan. La reacción fue marcarle la puerta de salida al bueno de Vivas para demostrar que los procesos en el fútbol argentino duran menos que un vaso de agua en el desierto. Ojalá que a Miguel Angel Russo lo respeten un poco más.
Lo del arquero de Boca suena a canallada. Es cierto que su rendimiento en los últimos partidos no ha sido bueno. Es más, aquellos que antes le profesaban un amor incondicional aseguran que Abbondanzieri ya no es el mismo y muchos de los puntos que se perdieron fueron por su flojo presente. Abel Alves decidió darle el arco xeneize al juvenil Javier Garcia, marcado por su actuación en el triangular del 2008. Avalado por la dirigencia mandó al experimentado arquero al banco de los suplentes ante Atlético Tucumán marcando involuntariamente el final de su ciclo en el club. A los dos días, el Pato se fue a Brasil sin la oportunidad de despedirse dentro de la cancha como cualquier futbolísta merece. Está claro que el reemplazante de Basile tiene todo el derecho de elegir a los que quiera para cada partido, pero en un ámbito sin memoria sería bueno respetar las trayectorias y permitirle a los ídolos una mejor despedida.