Las verdades relativas

En el fútbol existen verdades relativas. Nada puede confirmarse ni descartarse por el simple hecho de la inmediatez ni por generar una sensación de seguridad pasajera.
Diego Maradona confirmó hace poco que tanto Messi como Mascherano y Verón tienen sus lugares asegurados en la lista definitiva para la Copa del Mundo. La famosa frase dicha al comienzo del ciclo de " Mascherano + 10 "terminó por ampliarse ahora con el agregado de los otros dos nombres, que por cierto eran número puesto para Sudáfrica.
Si en este proceso existe algo innegable es que Maradona con sus 94 convocados le ha generado al futbolista argentino la posibilidad de ponerse la camiseta celeste y blanca con lo ilusión de vestirla en un Mundial. Ese sentimiento es igual para los ignotos como para Martin Palermo quén a los 36 años se permitiría en el final de su carrera jugar el máximo certamen de selecciones.
Esta metodología de trabajo es para algunos un exceso: sumar nombres por el mero hecho de acumularlos parece una pérdida de tiempo. Otros afirman que es el camino más directo para quedarse con lo adecuado al servicio de la identidad que se le pretenda dar al equipo. Aunque los más pesimistas hablan de una muestra más de la naturaleza impulsiva del entrenador.
De cualquier manera, a la selección argentina le falta fisonomía y un patrón de juego. Se puede convocar a casi cien jugadores hasta la fecha límite pero si no hay equipo las pruebas carecen de validez. Por ahora los problemas internos han dominado la escena más allá de cualquier resultado y con una eliminatoria flojísima.
Que Messi y Verón tengan el pasaje en mano no suena raro. Que Mascherano, a pesar de su presente siga el mismo camino no llama la atención. Que Bilardo y Maradona pretendan disimular sus diferencias tampoco sorprende. Que a cinco meses del Mundial todavía nos falte un sello dentro de la cancha es lo preocupante.

Basile: egoísmo y miseria

Las miserias humanas afloran en cualquier momento. Basta con transitar momentos de crisis para comprobar esencias y actitudes que demuestren la calidad de las personas. Es cierto, que quienes saben disimularlo bien pueden mezclarse con la masa sin que se note su verdadera naturaleza.
Alfio Basile se sintió traicionado. El abultado resultado en el clásico marplatense fue el detonante de una situación que en cualquier momento amenazaba con explotar. La tardanza en la concreción de refuerzos de jerarquia evidenciaron una posible desidia de un manager demasiado egoísta como para ponerse a la par de los dirigentes y hasta del propio Coco. El técnico "dormido" según confesó Bianchi, fue una amenaza constante, una sombra muy dificil de enfrentar .
También están los dirigentes, hombres elegidos por los socios que trataron por todos los medios de entorpecer la tarea del manager al sentirse desplazados y con poco radio de acción. Con esa actitud generaron la división permanente y hasta se dieron el gusto de cuestionar en privado al entrenador. Deben estar contentos ahora, sin entender que el fracaso actual también los involucra.
Dentro de la cancha, los futbolistas no pudieron salvarle la cabeza al técnico. Al mal rendimiento se les sumó la falta de rebeldía y una alarmante falta de actitud en el juego. Gladiadores de tantas batallas ganadas sucumbieron ante la frescura y el descaro de jugadores inexpertos, pero con hambre de gloria. Se acerca el final para algunos seguramente
Por último, Basile deberá replantearse el futuro. No es la primera vez que su mensaje no le llega a un plantel. Más allá de los contextos, no es casualidad que tampoco haya podido continuar al frente de la selección argentina. Sus métodos basados sólo en la motivación y en el talento del futbolista suenan anticuados para los tiempos que corren. Creo que hace falta algo más para seducir a los players de hoy quienes necesitan corroborar en los hechos lo que se dice en una charla.
La mezcla de todos estos factores determinan que Boca no tenga rumbo en ninguno de sus niveles y así será complicado encarar lo que viene. No estaría mal un poco de humildad, por amor a la camiseta.

A pensar en el futuro

Al borde del abismo lo dejó River a Boca en Mar del Plata. Si no se habla de caída al vacío todavía es por lo ilógico y relativo de este juego. Lo que hoy es triunfo y felicidad, mañana se transforma en tragedia y viceversa.
Aún así al equipo de Basile acaba de pasarle una aplanadora por encima. Desangelado como nunca, Boca ha sido sometido a una de las derrotas más dolorosas del año y pudo ser peor si River aprovechaba las situaciones generadas en el segundo tiempo. El equipo de Astrada lo bailó con la frescura de un puñado de atrevidos jugadores, abanderados de la renovación pedida a gritos por los hinchas.
Cuáles serán las secuelas post-partido? Podrán los Millonarios dejar de lado la euforia inmediata y hasta comprensible para saber que en un sólo partido no se espantan todos los males vividos en los últimos meses? Sacarán provecho de esta noche mágica para fortalecer al grupo de cara a la competencia oficial? Serán capaces de ignorar a los oportunistas y cuidarán de Villalva y Funes Mori? El tiempo dará sentencia. Ahora merecen festejar lo conseguido ante el rival de siempre.
Para Boca lo inmediato es enfriar la cabeza, desacelerar el corazón y saber que necesita cambiar. Mirarse en el espejo de la autocrítica para digerir la derrota rápidamente. No caer en la tentación de borrar al técnico( salvo que Basile renuncie) y fundamentalmente asumir que los ciclos se terminan. La vigencia goleadora de Martin Palermo ha sido el único atributo mostrado por el equipo en el verano; contraste notorio a los diez goles recibidos en tres partidos.
Como en la selección nacional, la misión de todos es unir las partes. Nadie pide que piensen igual dirigentes, manager y cuerpo técnico, pero que haya, a pesar de los matices, un proyecto conjunto que supere la guerra de cartel.
En definitiva, el resultado del primer clásico del año puede ser determinante para ambos, si lo aprovechan quizás puedan sacar algo positivo para el futuro.

Fútbol de verano

El fútbol no entiende de temperaturas. No sabe si es verano o invierno, tampoco contempla demasiado si es por los puntos, o simplemente para que los clubes recauden dinero en torneos amistosos televisados.
Por ello en supuestos envases más relajados, los equipos grandes hipotecan o ratifican realidades según los resultados obtenidos en esos partidos. Con victorias y buenos rendimientos, el año parece arrancar mejor, los técnicos alargan su estadía en los clubes y los jugadores toman confianza. Además, los hinchas, termómetro permanente de los colores, le ponen otra ficha al parquimetro de la paciencia. Ya todos sabemos qué pasa si es al revés.
Es una locura de estos tiempos que por perder un encuentro preparatorio, la capacidad se ponga en riesgo y la desocupación de los entrenadores merodee como un fantasma. Hay qué acostumbrarse a tanta histeria?
En este Enero 2010, Boca y River siguen siendo los mismos. Más allá de los intérpretes de turno, sus rendimientos no cambian y hasta se maneja la posibilidad de una posible renuncia de Alfio Basile si es que no le gana a los Millonarios en la semana. Es que la goleada sufrida ante Estudiantes reavivó las heridas tapadas por el agónico empate ante San Lorenzo. Esta vez parece que ni la vuelta de Riquelme alcanza.
River con la vieja guardia y algunos chicos pretende mejorar miéntras espera por los refuerzos. Qué bien que juega Ortega!
Al San Lorenzo frenético de Simeone ya lo conocemos: apegado al vértigo pone en permanente riesgo el resultado sin conseguir más que empates abultados.
Independiente mejora día a día con una base sólida y un entrenador afianzado. Ganar el Triangular de Salta le servirá como un empujón para su máximo objetivo: dar la vuelta olímpica.
La mejoría de Racing es notoria. Claudio Vivas logró que un puñado de voluntades se conviertan en un equipo y eso ya es un éxito.
En definitiva, aunque algunos sostengan que lo que pasa en el verano queda en el verano, el fútbol siempre se encarga de desmentirlo.

La Selección de Higuain y Messi

De verdad da gusto ver semejante producción. Saber que tamaña calidad pertenece a una misma estirpe y tiene los colores de nuestra bandera. Poder contar con ellos en Sudáfrica, ojalá afianzados dentro de un equipo, será un lujo para envidiar.
No hace falta mirar permanentemente la Liga española para saber que en cada jornada Gonzalo Higuian y Lionel Messi ponen sus fotografías en la portada de los pricipales periódicos deportivos por actuaciones soberbias, por goles importantes.
Este fin de semana, la Pulga se encargó de despachar con tres anotaciones al digno Tenerife ( el partido terminó 5 a 0 ). Es cierto que esta es una noticia repetida en los últimos tiempos, pero vale con repasar la calidad de sus tantos, sobre todo el tercero, para agradecerle a Peckerman cada día por haberlo convocado antes que los españoles. Además ya llegó a los 99 goles con la camiseta del Barcelona.
En la Casa Blanca hubo una revolución. El millonario Florentino Pérez rompió varios chanchitos para intentar que su Real Madrid alcance a los catalanes. Para ello contrató por cifras obscenas a Kaka y a Cristiano Ronaldo, pero la joya estaba en casa. Con once tantos en 17 partidos, Gonzalo Higuain se ha transformado en una pieza intocable en el esquema de Manuel Pellegrini. Qué tiene Pipita además de goles? Una capacidad física notable, velocidad extrema en el pique corto y una gran convicción. Y pensar que su padre era un rústico defensor.
Ahora es momento para capitalizar tamaña realidad. Todavía falta mucho, pero es hora de armarles un orden colectivo, un equipo con rumbo para que brillen en la Selección Argentina. Nuestro querido entrenador deberá encausar sus energías para encontrar el funcionamiento de la máquina y conseguir que el paseo por África sea de larga duración.
Aprovechar al dúo de moda en España y, claro rodearlos por otras piezas valiosas ( Tévez, Agüero, Di María, por ejemplo ) se impone como obligación sin pérdidas de tiempo. Porque ya es hora de que ganemos un Mundial.

Fútbol, política y sangre

La política y el fútbol siempre han estado ligados de algún modo. Valiéndose el uno del otro generaron una sociedad difícil de cambiar sobre todo si hay poder y dinero detrás.
Hace poco en Argentina, el fútbol fue tomado por el Gobierno como un preciado tesoro para debilitar al multimedios más grande del país. De sus arcas salieron millones de pesos para solventar el mundo de la pelota y sus desatinos. Dinero que debió utilizarse para otros ámbitos más necesitados. No es que un pueblo no merezca algo de diversión, pero la prioridad pasa por intentar tener menos pobres, más trabajo y otro nivel de educación.
Otro ejemplo ha sido el Mundial de 1978. Claro que en otro contexto, los militares utilizaron el balón como un factor de distracción mientras miles de personas reclamaban por algún familiar o amigo desaparecido. Goles que taparon gritos desgarradores en noches más largas de lo normal.
Ajenos a cualquier situación anormal, los jugadores del seleccionado de Togo emprendieron su viaje hacia Angola , sede de la Copa de Naciones Africanas. Al cruzar la frontera con la ex-colonia portuguesa, el micro que los transladaba quedó en medio del fuego cruzado entre tropas oficiales y un grupo revolucionario. En la balacera cinco personas perdieron la vida: el conductor del ómnibus, el jefe de prensa del equipo, el técnico alterno y dos miembros del cuerpo médico. Además el arquero suplente se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Sudáfrica.
Ante semejante hecho, los jugadores togoleses decidieron, primero abandonar el certamen, aunque luego quisieron jugarlo a modo de homenaje a sus compañeros muertos. Finalmente por decisión del primer ministro de Togo, el equipo fue retirado de la competencia.
La FIFA, rápida de reflejos, repudió lo sucedido, pero aclaró enfáticamente que el Mundial no corría riesgo y en ningún momento puso en duda la continuidad de la Copa Africana. Tampoco se planteó en otras selecciones la posibilidad de boicotear el certamen, por miedo a represalias futuras.
La cruda realidad marca que el fútbol como espectáculo rentable se pone por encima de todo y de todos, sin medir las consecuencias, sin que le importe demasiado lo que pasa alrededor.
La pelota no debe detenerse nunca, aunque se tiña de sangre?

La salida de un intocable

La salida de Jorge Romo al frente de los árbitros ha sido la primera medida tomada por Julio Grondona en este 2010. Si bien algunos le reclaman al presidente de la AFA mayor firmeza en algunas decisiones queda claro que remover a un "intocable " es todo un mensaje para la sociedad futbolera.
Romo llevaba a cargo del Colegio de Arbitros casi veinte años y comparte una amistad con Don Julio desde hace cuarenta, sin embargo a la hora de la purga los sentimientos quedaron a un lado. Más vale tarde que nunca. Por fin, en la Argentina del amiguismo, un acto de coherencia.
Es que la realidad arbitral es insostenible. Salvo Héctor Baldassi, el resto recibe críticas permanentes por desempeños mediocres y lo que es peor, de un grupo minúsculo se sospecha de maniobras poco claras.
Designar a Gabriel Brazenas en Vélez- Huracán el torneo pasado, elegir a Pablo Lunati para dirigir Banfield-Tigre después de la mala actuación en Newell's- Arsenal, mantener a Alejandro Sabino como juez internacional mientras actúa en el Nacional B más el Haygate y el Colladogate fueron parte de los errores cometidos por Romo en los últimos meses. Una carga demasiado pesada para mantenerse en funciones.
También miró para otro lado ante el crónico delivery de jueces por parte de los dirigentes de los clubes quienes según caiga la moneda, suben o bajan pulgares ante cada designación. Es cierto que a cualquiera le hubiera pasado lo mismo, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver y en este caso el silencio te transforma en cómplice.
De la noche a la mañana maravillas no se pueden hacer. Con sólo un cambio de cara el asunto no se modificará sustancialmente; se imponen cambios más profundos y una cirugía mayor para devolverle credibilidad al referato nacional.
Se requiere menos amistad y más capacidad. Se necesita verdadera Justicia, por lo menos en algún ámbito de nuestro país.

Simplemente Sandro

Obviar la muerte de Sandro por no tratarse de un hecho que involucre al deporte sería de una gran brutalidad. Es que cuando una vida tan popular se apaga, la sensación de vacío es inevitable.
Roberto Sánchez superó todos los límites imaginados con una voz quebradiza y una pélvis indomable. Supo cantarle a la vida aún a media máquina y con asistencia respiratoria. Quiso en el peor momento dejar un legado para su gente.
Fumaba como un chino y cantaba como un ángel; su figura atraía como un imán a mujeres de todas la edades y a algunos hombres, porque no decirlo. Se apagó de a poco con dignidad y con ganas de pelearle a una masiva infección que lo terminó matando después del doble transplante.
Nunca tuvo un alto grado de exposición, pero dió religiosamente un saludo a las aficionadas que cada 19 de agosto le festejaban el cumpleaños en la casona de Banfield.
No tuvo una gran vinculación con el fútbol aunque una de las últimas cosas que pudo hacer con lucidez fue mirarlo por televisión.
Con esta pérdida surge la necesidad de razonar sobre el valor que le damos a los ídolos populares y la cantidad de veces que en nombre de lo mundano los usamos hasta la última gota. Valorando el legado artístico un país crece y paga su deuda con la memoria
Hasta pronto y gracias por tu magia. El pueblo argentino perdió un poco de felicidad con tu partida. El cielo de los elegidos te espera con los brazos abiertos.