Pasión por saber y contar

Nada más genuino que la posibilidad de expresarse. Nada más natural que el uso de la palabra para contarle al mundo que nos pasa. Aquellos que vivimos de la comunicación y nos valemos de ella para enriquecernos intelectualmente, necesitamos muchas veces frenar los hechos para analizarlos. Esa es la apuesta de este espacio, aunque referirse a fútbol sea trillado o banal, a veces sirve como pretexto para encontrar otra cosa quizás más profunda.El desafío es hacerlo entre todos. En un ida y vuelta que permita detenerse un segundo a pensar intentando un cambio de frente para sentirnos más completos.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Boca y River: la deuda interna

Deben cancelar su deuda rápidamente. Boca y River tuvieron un año deportivo olvidable, por debajo de los antecedentes históricos y lejos de la expectativa de sus seguidores.
Es verdad que River está peor. Consiguió en el primer semestre del año pasado el título de la mano de Diego Simeone, con una enorme tarea de Juan Pablo Carrizo y pincelazos de Ariel Ortega, pero con el mismo cuerpo técnico al certamen siguiente terminó último, algo inédito e histórico para el club. En paralelo, Boca obtenía en ese lapso un estrella más en el famoso triángular compartido con Tigre y San Lorenzo ( lo ganó por diferencia de gol ). Carlos Ischia era el entrenador quien se ganó la renovación de contrato por el título.
El 2009 sería un camino sinuoso para los dos. River con Néstor Gorosito primero y con Leonardo Astrada después, no pasó de la mitad de la tabla en ninguno de los dos campeonatos locales y además siguió perdiendo prestigio en el terreno internacional con eliminatorias prematuras. A Boca le pasó lo mismo: de arranque Ischia optó por la Copa Libertadores y jugó el torneo doméstico con mayoría de suplentes. Así terminó decimocuarto en el Clausura y quedó eliminado en octavos por Defensor Sporting de Uruguay en la Copa. Lo reciente, ya con Alfio Basile en el banco, un opaco séptimo lugar en el orden local y una salida rápida en la Sudamericana por culpa de Vélez.
Queda demostrado que el brillo se perdió hace rato. Aunque el resultado sea similar y los una como pocas veces en la historia, la raíz de los problemas en cada caso, es diferente. River debe reconstruirse como institución luego del desastre Aguilar. Acomodar las finanzas, recuperar la confianza general y empezar desde allí a encontrar un mejor equipo, con compras calificadas y no compulsivas que llevaron a juntar más de lo mismo dentro del vestuario. Tarea mayúscula para el nuevo presidente Daniel Pasarella.
Boca tiene el inconveniente en otro lado. La figura de manager que ocupa Carlos Bianchi choca con la del entrenador Alfio Basile. No es la relación explosiva de Maradona con Bilardo, pero se nota que no se trabaja en conjunto. Y los dirigentes a quién apoyan ? Por otro lado existe el vestuario, un lugar sagrado para el futbolista. Las divisiones entre el grupejo Palermo ( el más numeroso ) y el de Riquelme con sus pocos miembros ( Ibarra y Javier García ) corrompen la armonia del grupo. Nadie pide que sean amigos, pero tampoco enemigos.
Así, los dos se debaten cada uno en su interna. Interna que sale a luz para alejarlos cada vez más de los primeros planos y mantenerlos en deuda con sus hinchas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario